Exhaustos por vivir, mas no de vivir. Hay una diferencia de la tierra al cielo, entre el “por vivir” y el “de vivir”.
Alguna vez, hace años, estuve cansada de vivir. Puedo decir que aquel que se cansa de vivir, anhela la noche para dormir y esperar que el día siguiente comience lo más tarde posible. Aquel que se cansa de vivir, cada día muere por dentro en un suspiro ínfimo. Ha dejado de sentir, de ver, de saborear, llega menos vivo al final del tiempo.
Quien se ha cansado de vivir, los soles continuos son una carga pesada sobre sus hombros; las lunas y las estrellas son pesadillas que le recuerdan que sigue aquí. Cansado, harto, viviendo a medias y por instantes. Cansado de dormir y medio vivir; cansado de saber que, aunque el tiempo avanza, la vida parece que se detuvo para él.
Exhaustos, cansados, con menos vida cada vez. Con menos energía y más tristeza. Muriendo lento en el pasado, aguardando un futuro incierto en el presente desierto. Con aire en los pulmones que respiran miedos y temores. Cansados, sin vida, sin esperanza y sin experimentar amor.
Aquel que se cansa de vivir ha vivido demasiado tiempo para sí mismo. Por el contrario, aquel que se ha cansado por vivir, lo hace en plenitud. Vive para alguien mayor; vive para quien lo libró de sí mismo.
Aquel que se cansa por vivir, espera la noche con gratitud, con contentamiento, con gracia y fe. Aquel que se ha cansado por vivir escribe en las memorias de su corazón los momentos de un día más, en esta tierra. Con los pulmones llenos de aire, con recuerdos vívidos de las risas expulsadas, con los suspiros de gracia, amor y perdón exhalados durante el día.
Quien se ha cansado por vivir, vive el hoy, agradeciendo el pasado y con esperanza del futuro. Sin temor al mañana, sino con gratitud al presente. Soles, lunas, estrellas son la poesía del corazón que sabe la gracia y misericordia de experimentar un momento más sobre la corteza terrestre. Momentos que no volverán y que se nos han regalado para anunciar a los aires, a los corazones sedientos y muertos, acerca de la bondad de Dios.
Exhaustos, cansados y felices por vivir en plenitud, agradecidos con su gracia. Reconociendo que, a pesar de nosotros, en sus manos nos tomó para moldearnos, para ser usados para Su gloria, para dar a conocer el nombre de su Hijo amado y atraernos a la cruz. Noches de sueño profundo, cansados de saber que vivimos para dar a conocer que el cielo está en la tierra y pocos lo ven.
Exhaustos, felices porque solo por gracia hemos podido salir a buscar a los que se han cansado de vivir; a quienes no han encontrado la plenitud, a quienes su futuro es desolador. Exhaustos por anunciar a otros que hay esperanza, que el mensaje de la cruz es claro porque en Cristo:
Está el Espíritu del Señor Dios, porque fue ungido por el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos; lo ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable del Señor, y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran… (paráfrasis de Isaías 61:1-3)
Exhaustos porque solo por gracia podemos hablar de lo que ahora conocemos, de Aquel que con el corazón abierto nos atrajo hacia Él. Exhaustos, adoloridos por los abrazos que extendimos. Afónicos, por las buenas nuevas que cantamos. Con pies entumecidos por el evangelio que anunciamos. Con lágrimas en los ojos por ser testigos de la obra de Dios en los corazones de aquellos que han confiado y derramado sus cargas a los pies de la cruz.
Con manos abiertas que no se cansan de soltar y recibir; de amar y consolar; de acariciar y llamar a otros a unirse al camino angosto. Exhaustos por vivir para aquel que vivió, murió, resucitó y volverá por los que escuchan su voz y aquellos a quienes Él nunca perdió. Exhaustos, vivos, peregrinos; hijos, amados, que viven con esperanza, fe y amor anunciando la obra de salvación a aquellos que mueren en vida cada día.
Exhaustos por vivir por siempre y para siempre siguiendo su voz. Exhaustos, en gratitud, con plenitud; con alegría por vivir la vida debajo del sol para la gloria de Dios. Así, cuando la muerte nos llegue y bajemos al sepulcro, nos encontraremos con Él exhaustos, pero totalmente vivos y plenos en abundancia de su amor y su perdón en gloria, con Él. Solo por gracia…
#EscriboParaNoOlvidar
Mis memorias | mayo 2022
KF