De todos los años que tengo compartiendo devocionales, meditaciones, jornadas de oración o estudios bíblicos en mi blog y mi canal de YouTube, estos últimos cuatro años he recibido montones de mensajes de mujeres pidiéndome mentoría, consejería y también el abecé de cómo estudiar la Biblia.
Todas ellas con la hermosa y buena intención de conocer más a Dios, de crecer en santidad y también de aprender a leer y estudiar la Palabra de Dios. Mujeres que, como muchas de ellas me han dicho, lo que ven en las redes sociales las anima a buscar ayuda con aquellas de quienes quieren aprender cómo lo hacen.
Doy gracias a Dios porque aun a la distancia me permite conocer del amor que las mujeres le tienen a Su Palabra y de la necesidad que expresan por conocer más a Dios. Eso me alegra mucho. Es un motivo para alabar a Dios por la obra en sus corazones y el hambre y sed que tienen de Cristo.
Sin embargo, también veo con tristeza el otro lado de esas inquietudes de buscar ayuda en las redes sociales. Un gran número de mujeres que buscan mentoría, consejería, estudiar la Biblia o algún tipo de discipulado, lo hacen por estos medios porque, según comentan, no tienen esas enseñanzas en sus iglesias locales.
Mujeres que me han expresado que no hay estudios bíblicos entre mujeres, no hay comunidad entre ellas, no hay ancianas que puedan modelarles el evangelio, no hay un acompañamiento con el evangelio ni tampoco consejería…
La respuesta que desde hace al menos tres o cuatro años les doy, es: YouTube no es la iglesia, los Blogs no sustituyen la Biblia, Instagram y Twitter no son para consejería bíblica, discipulado, ni mentoría. Si no hay estudios bíblicos, acércate a tus pastores y presenta tu inquietud; si no hay comunidad, abre tu casa para que otras mujeres vayan. Si no hay ancianas, anima a otras mujeres a compartir vida unas con otras y, eventualmente, habrá consejo, discipulado, vida cristiana. Todo esto con el conocimiento y el Visto Bueno de tus ancianos o pastores.
La iglesia local es a donde primeramente debemos ir en búsqueda de todo lo anterior. Abre tu Biblia y léela tú, con tu esposo, con tus hijos, con tus amigas y hermanas… es responsabilidad individual y grupal porque todos somos la iglesia. Vivir y modelarse el evangelio unos a otros no es exclusivo de los pastores, sino de toda la iglesia.
Además pienso que los que generamos contenido en línea fallamos cuando en lugar de enviar a nuestras hermanas a su iglesia local a encontrar lo que están buscando en las redes sociales, preferimos contenerlas en nuestros «ministerios en línea» dándoles talleres, cursos, meditaciones bíblicas, webinars de teología, consejería bíblica y, en muchos de los casos, quienes están al frente no se conoce su integridad, tampoco se sabe si pertenecen a una iglesia local o si hay alguien que pueda dar testimonio de ellos como personas, pero también como miembros de una iglesia.
Por supuesto que no es así en todos los casos, ni todos los ministerios en línea son independientes. Muchos de los sitios, blogs, podcast, estudios bíblicos que hay en línea son de bendición. Puedo dar testimonio de lo bendecida que he sido, junto a mi esposo e hijos, con ministerios como Aviva Nuestros Corazones, Volvamos al Evangelio, Crianza Reverente, Mujer para la gloria de Dios, Hogar sobre la Roca, entre muchos otros, donde podemos escuchar charlas entre hermanos que nos llevan a reflexionar y poner en práctica lo que nos comparten de la Palabra de Dios. Charlas y meditaciones entre hermanos en la fe.
Un valor agregado es que, esos ministerios en línea tienen respaldo de sus iglesias locales, con pastores que tienen testimonio de integridad y de buena doctrina. De igual forma, las mujeres que están sirviendo en dichos ministerios, son mujeres que siguen el orden bíblico de servicio en sus hogares, pero también en su iglesia local.
Para finalizar, el motivo de esta publicación es para hacernos un llamado como hermanas en Cristo a ser sabias y volver a la iglesia local, a nuestras Biblias antes de ir directo al dinamismo de las redes sociales, a lo rápido, lo cómodo, porque todo lo que requiera poco esfuerzo de nuestra parte será más atractivo. Seamos sabias.
También es un llamado como generadoras de contenido, para buscar que nuestras hermanas sean pastoreadas, discipuladas, amadas y conocidas en sus iglesias locales más que venir a nuestras redes. Porque la realidad es que me he dado cuenta de que cuando más presentes estamos en las redes sociales, menos presentes y menos conocidas somos en la vida real. Además de que corremos el riesgo de terminar siendo esclavas con el fin de generar más contenido para estar presente en todo sitio. Podremos convertirnos en esclavas de aquellos a quienes hemos hecho dependientes de nosotros.
Por diseño, los seres humanos anhelamos ser conocidos y amados. Cuando no nos sentimos así o creemos no tenerlo, con probabilidad nos iremos a donde parece que todos nos conocen y nos aman: las redes sociales. Sí, las redes sociales parecen ser la opción, pero no hay comunidad palpable. Nos acercan a personas, pero no hay comunión verdadera y tampoco estamos, «estando».
Seamos sabias y como consumidoras o generadoras de contenido, recordemos que, como un pastor que aprecio y respeto mucho, me dijo un día: «YouTube [y cualquier Red Social] no es la iglesia, los followers no son tus ovejas y no existen los pastores virtuales». Dios nos ayude y nos encuentre fieles en donde Él nos ha colocado, siguiendo el orden bíblico.
En su gracia,
KF
Acá puedes leer otro artículo donde hablo acerca de La seducción de las redes sociales.
Si estás en Querétaro, México y no tienes una iglesia dónde congregarte, o vienes de vacaciones, considera visitarnos en Iglesia Soma Querétaro.
¡Gracias por leer! 🌷